miércoles, 11 de junio de 2014

Lo anónimo es lo más antiguo

Flora Stewart, 117 años -1867, Estados Unidos

 Las fotografías son antiguas, sí, pero la gente era mucho más antigua. Es lo que pienso. Espejo que abre camino a otro espejo. En ambas imágenes se resume la historia más anónima. Lo anónimo es lo más antiguo. En la primera fotografía vemos a una mujer afro-descendiente que nació en 1750, con seguridad bajo esclavitud. Vio de niña cómo partían los pioneros hacia la frontera del oeste y casi encegueció por el resplandor de los algodonales sureños. Aún así logró asistir a la abolición legal de la esclavitud al final de la guerra civil estadounidense y nunca tuvo idea de la inmensa nación que estaba naciendo ante su cansada vida. Murió a los 117 años. Ignoraba el tiempo que entendemos y nunca se imaginó en ojos de nadie, mucho menos en los de un daguerrotipo. Flora Stewart.
Veterano de Waterloo junto a su esposa - Circa de 1840, Francia.

El anciano peleó en Waterloo y su esposa lo esperó. El anciano del sombrero tipo Comuna fue dirigido por Napoleón Bonaparte y logró ser fotografiado, es decir, traspasó la idea con que nos imaginamos a los hombres del siglo XIX y se mostró más cercano, aunque sea un poco, con medalla de veterano, abrigo y cara de quien vio las inútiles cargas de los coraceros imperiales sobre la infantería del Duke de Wellington. Todo estaba perdido. Quizá cuando tomaron la imagen pensó en lo irónico de la vida "¿Por qué yo el inmortalizado y no el amo Corso de la Armee en aquel 1815?". Su esposa se inclina sutilmente, desmarcándose de él; algo dice que siempre supo que todo estaba perdido y que él regresaría. Hace frío. Hace mucho frío cuando veo estas fotografías.
Misao Okawa junto a su hermana menor en 1901

Misao Okawa, 116 años cumplidos el 5 de marzo de este año 2014

Misao quizá vio pasar por las calles de Osaka a los últimos samurais convertidos en Ronin o en ancianos mendicantes, desgarbados y ya sin sus terribles armaduras. Era una niña de la Restauración Meiji y sus hijos tendrían que luchar en Manchurria o en el propio Japón contra el fuego de los monstruosos bombardeos yankis. Algunos sobrevivieron y fue suficiente para que la vida alargara sus brazos hasta ella en su cumpleaños 116, como pidiendo el contacto en una carrera de fondo con estafetas. Hubo imperio y ya no hubo imperio de pronto. Hubo el despliegue del honor y de pronto el sordo discurso de Mishima y sus compañeros Tatenokai llevando a cabo el seppuku. No más rituales entonces. Misao Okawa vio el sol naciendo y muriendo. El sol es mortal. Todo anuncia que Misao es inmortal.

Casco corinto encontrado en Maratón junto a su cráneo anónimo. 490 a.C.

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