lunes, 19 de noviembre de 2012

Ojo adentro del sistema electoral 1


La política sistémica diseña y organiza el hambre del pueblo. No hay ninguna probabilidad de que el pueblo se libre de la necesidad artificialmente construida desde las élites. Se controlan los medios de producción y se produce escacez, sobretodo en la antesala de toda contienda electoral. De esta forma el pueblo está desamparado y sin circulante, condiciones necesarias para la política de limosna o de contingencia de los candidatos o candidatas.

El sistema electoral tiene sólo dos engranajes: la limosna y el decisivo día de elecciones. Con la limosna se regala y se compra, dos muestras definitivas con que la psicología del necesitado sabe reconocer al "político que sí entiende el asunto". Con la compra, el pueblo negocia humillado su voto y siempre pierde. Pierde porque el circulante del día de elecciones es un plascebo y negocia para sentirse importante o reconocido.

El elector no reconoce ni elije candidatos para que gobiernen bien, todo lo contrario, se elije para que el gobierno no exista, ya que el sistema de explotación transnacional no necesita gobiernos pero si "personal" en forma de candidatos que repartan el plascebo, o en su defecto la limosna.

Hay mucho que reflexionar sobre la idea de desarrollo que tiene para sí un pueblo humillado y alienado, despojado y arrinconado. Por lo general, lo único que desea un pueblo en estas condiciones es que se le deje en paz y si se le lleva "ayuda", que sea rápida como se le puede exigir a un cartero que toca a la puerta con correspondencia, con la salvedad que la carta nunca lleva remitente, ni mensaje, nada, sólo una hoja en blanco que crea la sensación de vacío pero a la vez de poder. Todo enigma es un sin fin de posibilidades, pero en sí mismo no es nada.


F.E.

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