lunes, 20 de junio de 2011

Mel, en la Asamblea Municipal del FNRP, domingo 19 de junio



Me fui hacia la esquina. Quería ver eso con la máxima curiosidad posible, con la misma ingratitud de un director de cine que deja correr la escena y va advirtiendo el trabajo de los extras. No quería menos para esa mañana de ayer, en el Stibys, con la llegada de Mel a la asamblea municipal del FNRP, y lo que vi fue lo siguiente:

- Una romería.
- El santo recibiendo los aplausos en vivo y en directo y el vivo y directo oportunista gritando como nunca lo hizo durante el Golpe de Estado.
- Vi las filas que se armaron por dos horas para que ante el micrófono, mujeres y hombres le cantaran a capella a Mel, le lloraran, le contaran las anécdotas y sufrimientos de la represión.
- Le cantaron, le pedían ayuda para arreglar problemas domésticos,
- Se subían a la mesa principal y hacían poses para que se les fotografiara con Mel. Hubo una mujer que no dejó que Mel prestara atención a los del micrófono por querer que Mel la atendiera. Le besaba la mano, lo abrazaba por detrás, se le metía a sus espacio visual.
- la conducción callaba con una sonrisa de fascinación por sentirse tan cercanos y en la mesa principal ¿Pero cuál conducción? Porfirio Ponce fue el único que dijo algo realmente de Resistencia, al reclamar que el liberalismo en Resistencia estaba saltándose las decisiones tomadas en las estructuras del FNRP.
Los demás, se pavoneaban.

La agenda quedó en el olvido, entre cantos de la Puerta Negra y gritos de catarsis.

No ha de ser fácil ser Mel ¿o sí, lo será?

A una semana de la gran asamblea extraordinaria, esta fue la prefiguración. "¿Para qué organización"? -me gritaba Emo al despedirse- "¡La gente quiere nada más el poder!"...

2 comentarios:

gustavo zelaya dijo...

Es muy probable que en el camino hacia una Honduras más justa sea difícil romper las trabas materiales del sistema, como la forma de la propiedad, la distribución de la riqueza social, democratizar los mass media, generar nuevas formas de producción en manos del pueblo, transformar los cuerpos de seguridad, construir un nuevo orden jurídico; seguramente que todo eso será difícil y peligroso, si es qu se llega a hacer. Pero mucho más difícil y complicado será romper las trabas culturales, la psique individual, el conservadurismo nacional, la fuerza del caudillismo y del mesianismo. Sólo fijáte Fabricio en la expresión anarquica, conformista, reaccionaria: "para qué organizarnos" si el pueblo lo que quiere es el poder ¿se quiere al poder o al poderoso? La mente, la tradición, ese es el obstáculo más poderoso y que se opone a los cambios. Aquí no tiene importancia la cultura o la inteligencia, interesa el poder.

Anónimo dijo...

Entendieron????... Asi somos los hondureños!!! Yo no sé de que se quejan si hasta hace poco eran otros los que asaltaban los escenarios y a punta de verga mantenían a sus "contrincantes" a raya.