jueves, 23 de septiembre de 2010

Entrevista a Fabricio Estrada, por Roberto Sosa para Diálogo de sombras, 2007

PREGUNTAS PARA EL LIBRO
DIÁLOGO DE SOMBRAS
Roberto Sosa,
2007
1. Háblenos de su obra publicada e inédita.
He publicado tres poemarios: Sextos de Lluvia (1998), Poemas Contra el Miedo (2001) y Solares (2004), todos ellos bajo el sello Pez Dulce, a excepción de Imposible un Ángel (2005), una antología publicada con el sello Il Miglior Fabbro, en ocasión de la invitación recibida para asistir al V Festival La Poesía Tiene la Palabra, de Casa de América, Madrid. Estoy preparando una publicación de poesía a la cual he titulado Poemas en Onda Corta, que pretende ponerle fin a un ciclo temático abordado en los tres primeros poemarios, a los cuales conceptualicé como un tríptico, tanto en presentación como en su fondo, unos poemarios que eran un saldo de cuentas con la primera impresión que tuve de la poesía y el abandono, por igual, de la imaginación unívoca que me impuso el medio del cual provengo, Sabanagrande.
También tengo narrativa en sala de espera, misma que voy agrupando poco a poco en busca de la oportunidad que me brinde la poesía para darle su merecida oportunidad y tiempo.
2.
¿Cuáles son los principales problemas para la publicación de libros en Honduras?
En realidad, los de mi generación nunca hemos visto problema alguno en la publicación de nuestros textos, dado que la solidaridad grupal ha jugado un papel esencial en todas las fases de edición, búsqueda de fondos, impresión y divulgación.
Esto tiene dos costos, claro: se ha publicado torrencialmente y se ha apostado el dinero de subsistencia familiar; ¿Pero qué sería de la literatura sin la comparación y del escritor sin el sacrificio? Hemos apostado a fondo y eso nos ha hecho ver un medio inédito donde la voluntad se mueve con ejemplos y por constantes lecturas abiertas donde se van limando líneas estéticas e ideológicas. Si existe un problema para publicar es porque el novel escritor no se ha acercado a las agrupaciones que ya existen, y por supuesto, no encontrará en ellas la plataforma para validar dudosamente su calidad, sino que lo que encontrará, es una plataforma que ya sabe editar, reflexionar y divulgar sus creaciones.
3.
¿Existe un mercado de la obra literaria en este país y cuáles son los canales para su distribución?
Después de muchos años de insistir, la poesía se ha vuelto un género indispensable para entender el panorama literario de Honduras; esto ha ido creando públicos y lectores que si bien, aún no sustentan económicamente a las obras, sí que les dan su lugar y la fe en que se debe seguir insistiendo. Total, la literatura lucha en primera línea contra el monumental analfabetismo e insensibilidad del país…pero se ha ido encontrando la forma de distribuir lo publicado: haciendo contacto con públicos ya sea en colegios de secundaria, en universidades, en los parques, en las montañas, en pueblos del interior.
Muchas de esas personas ya no permanecen indiferentes ante la poesía y desde ahora comienzan a valorarla pagando su precio.
¿Existe la crítica literaria en Honduras? ¿Quiénes son esos críticos?
Sí que existe, decir que no es una falacia. Las resonancias que han tenido los textos poéticos representativos de Honduras han sido validados de una forma u otra por intelectuales que han asumido ese riesgoso papel, si bien no son muchos –dichosamente- sí han podido incidir en las valoraciones del lector. Nombres como Hernán Antonio Bermúdez y Helen Umaña son piedras miliares ineludibles de la crítica de altura hondureña. Entre las nuevas voces de la crítica se están configurando nombres como Amanda Castro, Salvador Madrid, Fausto Leonardo Henríquez, Enrique Cardona Chapas y Mario Gallardo, todos ellos impulsadores y polos a tierra de lo que merece una apreciación complementaria en nuestros escritos.
Quizá el menosprecio que ha tenido la crítica literaria de Honduras se deba a las opiniones desautorizadas que nos llegan desde las cantinas bohemias y de los círculos antagónicos de las universidades. Las valoraciones intelectuales en Honduras han tenido este lastre tradicional.
¿Se conoce la obra literaria hondureña en el extranjero?
Excesivamente poco, pero igual sucede con el pensamiento hondureño en todas sus facetas, carece de la debida presencia en el extranjero. Lo poco que se conoce es debido a un autoexilio de los creadores, artistas que decidieron integrarse a la nacionalidad elegida y aportar sus propias visiones a un marco más efectivo a la hora de dialogar con el mundo entero. Al parecer ese sigue siendo el camino, los que nos quedemos debemos afrontar la disyuntiva, aunque también creo que el escritor puede ser partícipe del pensamiento universal sin necesidad de marcharse.
Las condiciones geopolíticas e históricas limitaron en demasía al escritor hondureño, nos faltó revolución o muerte, nos faltó apostasía o redención, nos faltó dignidad o cobardía, quién sabe, nos faltó todo aquello que vitaliza a las naciones y que los demás saben reconocer como autodeterminación; y eso se nota con claridad en la producción literaria hondureña en general.
4.
De los escritores y poetas hondureños de diferentes épocas ¿quiénes son a su juicio los más relevantes?
Nelson Merren con su psiquis demoledora, Molina con sus visiones fuera de época, Pompeyo del Valle con su dignidad revolucionaria, Clementina Suárez con la emancipación de la palabra, Rigoberto Paredes y José Adán Castelar por su constante ironía y filazos en versos, tan necesarios para un país tan serio y apocado como lo es Honduras; Roberto Sosa con su capacidad conjuntadora de la poética hondureña, Ramón Amaya Amador con su transparente rebeldía, Cardona Bulnes en su laberinto sin Ariadnas y José Luís Quezada con su profunda poesía de resonancias universales.
Ellos en cuanto poesía, en cuanto a prosa es imposible dejar a un lado a Froilán Turcios, casi un hombre de la ilustración con su movilidad intelectual y su impronta social, Arturo Martínez Galindo con su estilo fantástico y provocador, Medardo Mejía anunciando en cada uno de sus escritos la venida de la razón a este país de absurdos, y por supuesto, Valle, con su reposada y limitada eternidad. Guillén Zelaya podría ser esencial si hubiera sido menos iluso.
5. ¿Quienes son los escritores extranjeros que más han influido en la formación de los escritores de Honduras?
Joyce, Marx, Borges, Vallejo, García Márquez y los poetas greco-latinos; los poetas griegos e italianos del siglo veinte y los poetas del realismo social de Europa del este. Aunque en algunos casos, hasta Og Mandino, Corín Tellado y Coehlo han jugado un papel importantísimo.
6.
¿De qué forma ha influido en la formación de los escritores hondureños la ausencia de una Facultad de Humanidades?
La sustentación teórica ha debido buscarse de manera empírica y por lo tanto, la elección de un solo género literario ha servido como refugio, especialización y defensa definitiva de los puntos de vista. Creo que de existir las Facultades de Humanidades de forma cohesionada en las diferentes universidades, la diversificación creativa se proyectaría hacia debates menos improvisados y aleatorios.
7.
El alcoholismo y el suicidio han sido dos signos casi inseparables de los escritores hondureños. Escriba su opinión al respecto.
En muchos casos eso ha sido moda o puro esnobismo, pero en los casos de lamentar, es decir, en los que el vicio perdió a escritores de auténtico aporte, ha sido a causa del sórdido medio en que habitamos desde que se fundó esto que llamamos Honduras.
El suicidio casi fue un símbolo extremo, un acto votivo al hartazgo. En nuestro tiempo el suicidio en los escritores esnob no existe porque simplemente ya no escandaliza la muerte. Para suicidarse, en la actualidad, tan solo se requiere publicar un mal primer libro. En nuestro ámbito, redimirse es lo que más cuesta: casi, se tiene solo una oportunidad, y claro, por eso es que existen tantos escritores de cantina con un solo libro publicado.
8.
¿Cuál es la ideología política dominante en los escritores de los años 35, 50, 65, 87–2007?
El Marxismo, la izquierda en todos sus sabores y colores, pero el marxismo, al fin de cuentas. Hasta los de derecha han simpatizado con los tonos de la izquierda porque escribir desde esa perspectiva da un aura de progresión, de libertad, de estar fuera de la molicie hondureña, esa especie de vacío vacuno donde se pasta tedio todos los días.
Pero si hablamos de escritores con doctrinas cimentadas sólo los encontraremos en los escritores de la generación 35, 50 y 65, que es la época donde hubo mayor oposición a sus pensamientos y por lo tanto, la época que menos posiciones habían para elegir: o se quería ir hacia delante o se deseaba el marasmo. Estoy seguro que elegir la izquierda pura en nuestra época tiene el doble valor que antaño, ya que el espectro actual de las ideas se ha agigantado y la equivocación incluso se vuelve válida en el transcurso de la “experimentación”, tan en boga hoy por hoy.
9-
¿En qué trabaja usted?
Soy Creativo conceptual en una agencia de publicidad, productor de televisión y radio, esto me mantiene en ejercicio mental constante, me mantiene y me tiene siempre a punto del desempleo por espanto y deserción del anquiloso mundo de las necesidades inventadas.
9.
¿Cuántos escritores hondureños viven de su de su trabajo literario en este país?
Conozco un par de ellos, sólo que no se lo deseo a nadie. Aquí no hay representantes
-no se tiene la confianza para darle ese papel a alguien- y representarse a sí mismo acarrea ciertas vilezas. Lo que en otro medio sería oficio en Honduras se convierte en negocio, con sus respectivas apuestas y desmanes a la hora de ofertar. No, definitivamente es mejor subsidiarse con ingresos peor ganados, la energía espiritual se concentra más, el producto se destiñe menos con el roce, lo auténtico es menos desinteresado.
Claro, si Honduras tuviera los canales de difusión de Francia, por decir algo, estas últimas consideraciones mías las echaría al basurero ¡y a vivir de la imaginación! Hace falta apostar por los representantes.
10.
Varios escritores nacionales han desempeñado y desempeñan cargos diplomáticos ¿De qué modo cree que esto ha favorecido o limitado la conciencia ética y crítica de ellos?
En el fondo, la mayoría de escritores hondureños hubiesen querido en su momento bañarse en las duchas de la diplomacia, como lo hicieron los santones Neruda y Paz, sólo que, en el caso hondureño, nunca coincidió un gobierno a representar de acorde a los pensamientos de esa mayoría. La minoría sin escrúpulos que ha servido en la diplomacia ha tocado la poesía con pocos acordes relevantes, dignos de la diletancia. Los únicos favorecidos han sido los álbumes donde estos escritores se muestran risueños y frívolos al lado de los grandes inclasificables.
11.
El papel del Estado hondureño frente a los escritores se ha presentado en dos niveles unido a diversos matices:
a) Protección
b) Hostilidad
Escriba su opinión al respecto.
Si el Estado y su visión intelectual es la Secretaría de Cultura, los escritores hemos esperado el vigor intelectual de un hospicio. Y un hospicio además donde se vuelve protagonista el xique, la marimba y la punta, lo puramente sensorial y artesanal. Desde ese concepto estatal, todo lo que el escritor emancipado realice será un acto de afrenta a esos intereses, que en su fondo y forma corresponde más a una Secretaría de Turismo que a una institución de promoción de un pensamiento que cohesiona culturas. Adelanto así lo de la hostilidad, que en principio es lo que percibimos los nuevos creadores, algo que nace de la desconfianza institucional hacia quienes les corresponde, por orden natural, tomar las riendas de lo que se proyectará en los próximos años como cultura literaria hondureña.
El proteccionismo es obvio salvo en contadas ocasiones, pero hablo de un proteccionismo hacia nombres que se desean perpetuar como únicos exponentes de las letras nacionales, estatuas que con su sombra le han dado renombre a rémoras evidentes, un culto que proporciona comodidad y continuidad de discurso a generaciones que por sí mismas no se han podido enfrentar con dignidad a esta posteridad. Muchos escritores acabados creativamente aún se sostienen y se promocionan mencionando la amistad de estos nombres emblemáticos, y la institución cultural del Estado valida este proceso de arenas movedizas.
14.
¿Existen novelistas en Honduras? ¿Quiénes son?
Julio Escoto, Roberto Castillo, Roberto Quesada, César Indiano, Javier Suazo…sí, contestar es tan fácil; el oficio de insistir en un género tan exigente hace cuenta gotas de los aventurados. La buena noticia es que conozco en primera persona a varios escritores que se han decidido a escribir novela, así que al parecer, la comparación necesaria hará en los próximos años un papel más activo dentro de la novela, pues a mayor producción, el buen gusto por la degustación se afina.
12.
Cuál es el período más importante en la historia literaria de Honduras? ¿Por qué?
Sin duda alguna los años finales de la década del sesenta y toda la década del setenta. En esos años se publica calendario Negro de Nelson Merren y Un Mundo Para Todos Dividido de Roberto Sosa nos pone en la vitrina mundial. Además, en esos años la producción impresa y la personalidad de los autores era más coherente con su realidad, sus búsquedas y especializaciones marcaron rumbos estéticos definidos y nunca, como entonces, se había identificado a los escritores como verdaderos intérpretes del cambio social.
Es decir, por primera vez, lo imaginado le sacaba chispas a este pedernal hondureño. Cabe hacer la salvedad de un poeta trans temporal: Pompeyo del Valle, todo un símbolo de los años cincuenta que marcó profundamente a los escritores de las épocas que acabo de comentar.
13.
¿Son pagadas sus colaboraciones en periódicos y revistas del país?
Jamás. Al contrario, uno termina pagando el precio de exponerse en tan dudosos medios. Es por eso que los escritores siempre cargamos el proyecto de difundir nuestro pensamiento en revistas creadas por nosotros mismos, y aún así, cuesta un mundo (no un Le Monde, que conste) convencernos de que el esfuerzo por sacar nuestras revistas es el mejor camino para desprestigiar de una vez por todas a los mediocres diarios hondureños.
14.
¿Existen derechos de autor en Honduras? ¿Qué piensa de la piratería de obras literarias distribuidas en un conocido centro universitario? Háblenos de casos que usted tenga conocimiento.
La piratería didáctica de libros en Honduras se ha convertido en deber, no hay que perder de vista nuestra miseria, pero que un miserable se haga rico con la ignorancia de un escritor que se juega la existencia en sus escritos es otro asunto. Aquí juega también lo que insistía sobre los representantes, en este punto es donde se debería tener clara la mediación entre escritor y público.
Mucha gente entró al medio literario como filibusteros bondadosos y aún se les tiene en consideración; lastimosamente para ellos se les va terminando el negocio, porque hemos aprendido exponencialmente con todas las suciedades causadas a nuestros predecesores.
¿Qué concepto le merecen las Editoriales Guaymuras, Ministerio de Cultura Artes y Deportes, UNAH y UPN?
La timidez conceptual y la corta visión empresarial les ha afectado muchísimo. Hay momentos en que pienso que su interés primordial es imprimir y adornar con fardos de libros mal hechos sus almacenes.
15.
¿Cuál es su opinión sobre las revistas hondureñas de literatura en diferentes épocas?
Para nosotros es muy triste saber de ellas por medio del puro comentario de camino real. Sus creadores no se preocuparon por crear un nexo de diálogo que llegara hasta el presente. Una revista debería ser una agenda cultural de sus creadores, un aviso de lo que se mantendrá en el tiempo y que no se abandonará una vez acabado el financiamiento para el tiraje.
Imagino que debieron ser importantes, los supervivientes a sus contenidos ahora perdidos tienen la oportunidad de hablar sobre ellos…pero nadie se toma la molestia.
16.
La insularidad cultural de este país ¿lo mantiene en desventaja con el resto de Centro América?
Creo que ya estuvo buena la reflexión a lo Crusoe, que en cierta medida le dio algo de condensación a lo realmente intelectual del país. En la actualidad se está conociendo más de Honduras es este aspecto, se han establecido lazos más dinámicos que en el pasado y está causando sorpresa el hecho de la numerosa juventud literaria hondureña que está pugnando hacia fuera, y no sólo a nivel territorial, sino que también a nivel estético, libre de prejuicios regionales. Hay gran curiosidad por lo que pasa en estos momentos en Honduras, curiosidad que pronto deberá convertirse en interés analítico.
17.
¿Qué piensa del éxodo de escritores hondureños por motivos políticos, culturales y económicos?
Espero que tanto los escritores del pasado como los del presente que han tenido que tomar la decisión de largarse, hayan incidido o estén aportando realmente dentro del país que los recibió. Ese es y ha sido su deber siempre. Si el pretexto fue la imposibilidad de lograr algo aquí, deben y debieron demostrar que afuera era su espacio ideal.
Un escritor, tiene esa rara oportunidad no dada a los ciudadanos fuera del poder, de prefigurar naciones, incluso de fundarlas con el peso de sus pensamientos; sino se ha asumido ese detalle trascendente entonces sí que se debe ir en busca de la comodidad en naciones ya fundadas o prefiguradas. El único exiliado absoluto que merece mis respetos es y seguirá siendo Merren: exiliarse a la locura ¡qué hermoso signo para una Honduras de supuestos cuerdos!
18. ¿Cuál es su opinión sobre el decomiso de libros llevado a cabo en el reciente pasado por autoridades policiales en las diferentes aduanas hondureñas?
Espero que la policía se haya dado el gusto leyéndolos, quizá a ese hecho se deba que en la actualidad tanto oficial se declare “garante” de los derechos humanos. Al menos se aprendieron el discurso.
19.
¿De qué modo enfoca la correspondencia entre la conducta del escritor y su obra artística?
Ser es explotar en el universo, decía Heidegger, y la única razón de ser del escritor son sus escritos. La realidad se hace añicos cuando un escritor renuncia a lo que ha imaginado y a lo que lo ha construido. Lo realmente bello de un escritor es su manera intensa de reflejarse en sus metáforas, esa dualidad fascinante, que en los tigres, es el preludio al horror del ataque. La personalidad del escritor está en constante acecho a la realidad, comportarse contrario a este vértigo es volverse un cordero pascual, un impostor de discursos, un discreto hipócrita en el espejo de la verdad.
20.
De esos estímulos literarios denominados premios ¿cuál es su concepto? ¿En Honduras se conceden tales estímulos con equidad y sentido de seriedad?
Los premios deberían ser el máximo taller literario en la intimidad del que envía textos a participar. Con la obtención de un premio el escritor mediría de qué lado anda el discurso de la ideas en la civilización, dado que un buen jurado sabría cumplir ese papel de calibrador civilizatorio; pero cuando la búsqueda del escritor es llevarse al bolsillo de las necesidades una suma respetable, cualquier consideración es echada por la borda y los premios comienzan a ser lo que son, de manera tácita: la única oportunidad del escritor post-moderno de hacerse importante ante el hedonismo concensuado de la actual civilización, que busca hacer del escritor un ejemplo más de la gracia monetaria y del reconocimiento frívolo.
En Honduras se trata de ser serios a la hora de evaluar los premios, sin embargo, todo se convierte en ridículo cuando se da a conocer el monto de los mismos. Encontrar el balance a lo que he dicho, sería el verdadero valor de concursar en estos eventos.
21.
Lo social–artístico ¿tiene para usted una particular significación?
Tiene todos los significados, sobre todo en nuestra realidad como país, donde todo es tan cívico e indolente. Nuestro papel principal es obligatorio: aguijonear, espuelear, dar brebajes de imaginación al Currículo Nacional Básico, darle palabras al grito de los oprimidos y abusados por el capitalismo, darle espacio y materia a los borrados por el sistema, rescatar el pensamiento de los inconformes ahora olvidados, ser libres, absolutamente libres en el asombro de los que nunca supieron de libertades, amar la idea de un mejor país y expresarlo por todos los poros hasta que nos llegue el aborrecimiento…en fin, ser lo contrario a esto, representa para mí, la vacuidad y el onanismo más patológico.
22.
¿Tiene vigencia en nuestro país esa concepción llamada “el arte por el arte”? ¿El arte elitista cae acaso dentro de esa delimitación?
Rilke dio demasiados malos ejemplos de mecenazgos al igual que Darío. Muchos escritores y artistas hondureños han sido fieles seguidores de esta visión de subsistencia creativa que rápidamente se convierte en apología del confort y la vida fácil. ¡Y qué paradójico, por lo difícil que se vuelve leer a estos exponentes del “arte por el arte”!
Las élites literarias siempre han sido los primeros intelectuales en apoyar los genocidios en el transcurso de la historia. Su exceso ha sido el lenguaje, y todo exceso –bien lo reflexionaba Camus- convierte en insensibles a quienes lo practican. Tantos arcanos, angelotes y nenúfares sólo pueden ser obra de extraviados del sentido común, que también es, una virtud intrínseca para que la literatura y el arte en general, se mantengan vivos y comunicables.
La trampa de esta reflexión puede estar en el hecho de cómo asimila a la “élite” el artista o intelectual hondureño: si por su purismo intelectual o por su capacidad de gestionar sus publicaciones o presentaciones. En este caso, Cardona Bulnes pasaría a ser un purista de culto junto a Antonio José Rivas y Leonardo Montes de Oca, y los agraciados con sus muchas publicaciones o presentaciones -gracias a sus cercanías con el Estado o el poder económico- serían Felipe Elvir Rojas, el Círculo Teatral Sampedrano, Mauricio Medina, César Indiano y muchos artistas de la plástica en la actualidad.
Distinguir sobre las élites artísticas en Honduras es un tanto complicado por su desorden estructural.
23. ¿La literatura tiene sexo?
Hay que preguntarle a Symborska sobre eso, o a Nelly Sachs o a la impresionante Clementina Suárez. Por igual, sería muy interesante preguntárselo a Wilde o a Rimbaud o a nuestro minotauro rosa, Cardona Bulnes. Esa moda de clasificar la literatura no fue preocupación para Marguerite Yourcenar ni para los grandes constructores de épicas que siempre dieron primer plano a la fuerza antagónica de los sexos como fundamento fundacional de la civilización; para eso están los ejemplos de Dido y Eneas, María y el dios celoso de su pueblo, Cortés y la Malinche, Juana de Arco y el rey Carlos VII…en fin, toda una gama de matices entre la duda y la fe que no vale la pena creer en las certezas.
24.
¿Ha existido conciencia generacional o de grupo entre los escritores hondureños?
Todavía hay que luchar para que los escritores nos autodenominemos así, por pundonor, por fijar anclas en medio del caos; no hay que darles ese trabajo a los críticos que siempre terminan llevándose el gran descubrimiento, no se lo merecen. Los grupos comienzan a existir cuando se nombran, un grupo o generación sin nombre hace que la crisis social o espiritual que los cohesionó haya sido un simple soplo de viento sin significados a largo plazo.
Creo firmemente que yo pertenezco a una generación imprescindible a la hora de explicar las motivaciones de las letras hondureñas y centroamericanas, y al decir esto, no sólo pienso en mis coterráneos, pienso en todos los y las poetas, hombres y mujeres del istmo que han repercutido en nuestro posicionamiento creativo y en muchos más que conforman las arterias por donde irrumpe toda esta sangre nueva que no alcanzarán a frenar los seguidores del fin de la historia.
25.
¿Cómo caracteriza usted la formación intelectual del escritor hondureño?
Los escritores hondureños representativos se conocen al primer vistazo por su esmerada formación y por sus analíticas propuestas. Si son representativos por injerencia mediática muy pronto se revelan como amateurs y fisgones. Se pierde el tiempo dilucidando quiénes tienen una formación académica dado el insoslayable medio en el cual se han sobrepuesto todas las obras intelectuales del país. Para reflexionar en Honduras hay que negar su historia.
26.
¿A qué se debe la obra reducida y fragmentaria de los escritores hondureños en su gran mayoría? Sabido es que muchos creadores (poetas y narradores) no tienen si no tan sólo un libro publicado y a veces ninguno.
Creo que eso es un mal entendimiento de lo que en su momento motivó a Rulfo o a Molina. Una cosa es imitar la conmoción existencial de Pedro Páramo y otra el hartazgo de Tierra, Mares y Cielos, por no hablar del Himno a la Materia de Domínguez, una eyaculación metafísica única con la cual muy pocos solemnes de hoy en día podrían competir.
Muchos potenciales escritores han creído que el reconocimiento tiene connotaciones místicas y que el martirio pasa por una soberana borrachera. Se creen inmersos a inicios del siglo veinte y niegan, con ceguera espantosa, a la población descomunal de lectores de diferente índole que ahora existen, y a quienes no les preocupan las meditaciones desmesuradas de estos puristas irredentos.
27.
¿Podría usted analizar someramente las principales características del público lector hondureño?
Al público lector hondureño hay que alfabetizarle la sensibilidad constantemente.
Las lecturas abiertas en intervenciones públicas han dado algo de resultado últimamente. Y esto motivado por una lucha constante contra los guiones cinematográficos y contra el video clip, lo cual exige, por parte del autor, posiciones cosmopolitas o decisivamente, posiciones eternas dentro de la literatura. Es una espada de doble filo lo que tenemos en nuestros pensamientos; y a nuestras espaldas también está la responsabilidad de atraer al gran lector inédito que aguarda en el analfabetismo absoluto. Lo lectores avezados suelen ser despectivos con la reflexión surgida dentro del entorno cultural hondureño; cierto malinchismo a ultranza sobrevive en esta apreciación.
28.
¿En qué grado de estimación tiene el público hondureño a sus poetas y escritores?
El hondureño tiene una fuerte influencia de la poesía modernista, y por ello, sobreviven en él las viejas escuelas retóricas de la declamación y la técnica estética a sueldo del civismo. La poesía de vanguardia y post-moderna nunca ha encajado en una sociedad que considera que los poetas son más que evocadores de la patria y las buenas costumbres ciudadanas; de ahí que los poetas contemporáneos hayan sido vistos siempre con sospecha, casi traidores de la belleza encerrada en los libros de textos.
Decirse poeta sin tapujos, actualmente, equivale a declararse irreverente y vacuo, porque claro, según la costumbre, poetas verdaderos eran aquellos que sermoneaban y sacaban flores de la manga, casi condenados a los acrósticos y al jueguito de una rima impotente. Pero claro, para quienes han ido a la par de los cambios estéticos y sociales, el poeta hondureños merece su respeto, y aún, esa valoración, resulta más por el reconocimiento de una dignidad del hacer poesía en un país de tantas indignidades que por sus logros en cuanto al aporte de ideas nuevas.
29.
La Real Academia de la Lengua limpia, fija y da esplendor a la conservación y uso de la lengua Castellana en Ibero América. ¿De qué modo los escritores hondureños ubicados en el seno de la Academia Hondureña de la Lengua cumplen con el lema señalado, y en qué consiste la contribución real de sus integrantes al crecimiento intelectual de los creadores nacionales?
Ante esta pregunta, paso, como en el pocker. No hay ninguna diferencia entre un club de te de señoras y este tipo de agrupaciones. ¿De qué sirven ambas? Pues tal vez como referencias para hacer un tropo de lo inútil.
30.
Háblenos del periodismo y la literatura relacionados con la labor creativa y formas de vida del escritor.
Lo más cerca que estuve del periodismo fueron algunas clases de facultad que me permitieron acercármele tanto al rostro como para poder escupírselo y largarme. Como decía Borges, la noticia en tiempo real le ha quitado mito a los hechos, y yo, muy pronto, me di cuenta que mi tarea era estar del lado del mito y de la imaginación a ultranza. Sólo por Oriana Fallaci me callo más improperios contra esta temible carrera.
31.
Los suplementos literarios de los periódicos diarios tienden a desaparecer por cuanto la orientación de los propietarios es estrictamente comercial y no le conceden importancia alguna al trabajo artístico. Háganos una breve exposición de este fenómeno cultural.
Los suplementos literarios fueron desplazados por los dudosos “Suplementos Educativos”, que hoy en día, pretenden suplantar con bombos y platillos al sistema educativo formal de las aulas. Así que es todo un aquelarre el tránsito de las ideas en Honduras ¡Todos quieren decir cómo debe educarse a la masa y a la masa poco le interesa quién o cuál formato le sirve para la subsistencia! Mientras más “Suplementos Educativos” propongan los dueños de periódicos, más oportunidades tendrán de ganar un reconocimiento presidencial o de ONG’s, y esto lo digo con el estribillo de la anacrónica publicidad con que se manejan estas ediciones.
La verdad es que los poquísimos “Suplementos Literarios” que circulan se debe más a una mimesis periodística con respecto a los diarios europeos que sirvieron para la calca, que a un deseo de elevarnos o de trascender con este pírrico logro.
32.
¿El arte es susceptible de corrupción?
Totalmente, es más, no he conocido en ninguna otra disciplina humanista mayores actos de corrupción que en el arte. Ciertos espíritus esquizofrénicos han llegado a esto convocados por ciertas malas interpretaciones de ultra sensibilidad que han sido definidas en torno al carácter del creador. Por eso hay tanto menesteroso en los caminos de la estética de vigor -que no de rigor, que conste- que suelen mostrarse como auténticos motivadores artísticos y no pasan de ser más que unas falacias de mucho verbo. Cuando se les piden reflexiones de sus obras suelen mostrarse alterados, llenos de vicios lingüísticos y queriendo sobornar con gritos de guerra en pro del arte per se, anárquico y sin ataduras de ninguna clase, un arte que ni siquiera es propenso a ser indagado.

1 comentario:

gustavo zelaya dijo...

Fabricio, te has tardado en publicar esa entrevista, algunos saldrán "chimados"; pero así se hace: poner las cosas en su lugar y decir algo honestamente, esto es muy valioso. Hay una pregunta que me llama la atención, la de la percepción de los hondureños respectos a los poetas y escritores nacionales. Te digo algo de mi experiencia. Mi papá escribió algunas cosas, se llamaba Armando Zelaya, alías Chilío (se parece a Chalío). ël escribió mucho romance por la influencia de los poetas españoles de la guerra civil, era del grupo de Pompeyo, David Moya Posas, Claudio Barrera y todos los hermanos Alemán. Muy joven me tocó leer a esos poetas españoles (Miguel Hernández, García Lorca, Alexandre, Salinas,los Machado etc.)pero también a Neruda, César Vallejo, Huidobro, Mayakovski, Lezama Lima, en fin,también novela y cuento de esa época, todo ello me prejuició contra los poetas nacionales del estilo de mi viejo ya que encontré algo superior. Luego, duró mucho tiempo ese rechazo, más que todo por pura ignorancia personal, y de los nuestros sólo leía al Poeta Sosa y a Rigoberto Paredes, me matriculé también con mi amigo y profesor Roberto Castillo. Pero el golpe de estado me puso frente a algo que no sabía percibir: es la poesía y narrativa de gran calidad que hay en Honduras. Y así, en medios electrónicos, digitales, internet, empecé a deleitarme con tus poesías, las de Candelario Débora Rámos, Oscar Amaya, Amanda Castro, Delmer López, y aquí paro de anotar nombres porque no podría hacer el inventario completo. Son muchos y muchas, muy buen trabajo. No sé si eso ocurrió con otros lectores de la literatura nacional pero pienso que es posible que ahora tengamos una mayor y mejor conocimiento de nuestros literatos, en especial de los escritores inconformes con lo establecido y que se han pronunciado contra la injusticia y la represión.