sábado, 5 de junio de 2010

Ignorar a los infiltrados, avanzar - Ricardo Salgado



Desde todo punto de vista la situación que se vive en Honduras es compleja, grave e impredecible. El escenario se ha estructurado de tal manera que la derecha tiene un show montado en el que pretende dar la impresión de que está dividida en dos facciones, con ideas diferentes sobre cuál debe ser el procedimiento a seguir para recuperar la posición de mendigo internacional, esto para poder reactivar la maquinaria de corrupción que ahora se ve limitada por la falta de dinero.
Sin embargo, en asuntos críticos concernientes al modelo neoliberal imperante, los planes de la oligarquía siguen adelante. El mismo Porfirio Lobo Sosa, que aparenta disgusto por el accionar de la Corte Suprema de Justicia o el Fiscal General, acaba de sancionar el decreto mediante el cual se otorgan contratos para la producción de unos 250 MW de energía renovable, en un atentado contra la soberanía popular, que en lugar de beneficiarse con este tipo de acciones, queda expuesta a perder el acceso a su patrimonio ancestral.
Este proceso es la culminación de un entuerto iniciado por el congreso golpista anterior, que otorga estos contratos a empresas pertenecientes a individuos que hoy producen energía térmica. Queda demostrado aquí que el gran cliente en Honduras es el Estado, y que la gran empresa necesita de la tutela del gobierno para poder generar las fortunas más grandes del país. Resulta que estos señores también patrocinaron el Golpe de Estado del 29 de junio anterior, y son el sector más beneficiado del mismo.
Las consecuencias inmediatas de la concesión de contratos prevé un aumento en el precio de la energía, y, peor aún, la privatización de amplias extensiones en cuencas hidrográficas donde históricamente han convivido y resuelto su acceso al agua pueblos enteros. Además, todavía no está claro como estas acciones ayudaran a recuperar las finanzas de una empresa estatal cuyo mayor problema es tener que producir suficiente rentabilidad para pagar a la empresa de facturación y a los generadores. Esta estructura carece, a todas luces, de sentido si lo que se quiere es bajar los costos. Irónicamente, la razón de ser de estas, es la supuesta ineficiencia de la empresa del Estado.
Cabe preguntarse porque no escuchamos nada sobre esta tenebrosa y alevosa conspiración contra el pueblo hondureño. Los medios, en general, hicieron denuncias más bien pálidas sobre el asunto en el pasado, pero no han hecho una investigación sistemática, menos aún una denuncia sostenida de los números involucrados en esta onerosa transacción. Al final las piezas se vuelven a acomodar en contra del pueblo.
Pero lo que parece reprochable es la falta de una estrategia solida de parte del Frente Nacional de Resistencia Popular para hacerle frente a este problema cuya única salida aceptable es la resolución inmediata de los contratos en cuestión, y una revisión inmediata de los contratos con la empresa facturadora y los generadores térmicos. Muchos dirán que si se están tomando acciones, pero olvidan que lo único que cuenta es lo que se lleva a la práctica.
En lugar de darse un ambiente para intensificar la oposición a las acciones alevosas del régimen, la infiltración de la derecha inmoviliza, destruye la capacidad de organización de la lucha. Nadie parece darse cuenta de la desgastante y estéril lucha al interior del frente, donde los más decentes ceden espacio para que los menos interesados en el interés del país discutan de forma interminable asuntos esencialmente inmateriales e irrelevantes. Para agravar, surgen pequeños movimientos auto nombrándose vigilantes de la conducta de los líderes más honorables de la conducción.
Algunos se han precipitado a ignorar la decisión del frente de no reconocer al régimen ilegitimo de Porfirio Lobo Sosa, solamente porque este dijo que iría a traer al Presidente Zelaya de su exilio, e hicieron de esto el tema de fiesta de toda una semana. Hoy el presidente mismo ha sido categórico al decir que no puede regresar a ser juzgado por los mismos que lo echaron del país. Como es posible que el oportunismo llegue a tal nivel que se festejen las manifestaciones del señor impuesto por el golpe, sin entender que aquí no existen condiciones prácticas, reales para tener acceso a juicios justos.
En esto se confunden incluso algunos intelectuales serios, pues piensan que existen instituciones y logros producto de las luchas del pueblo. Sin lugar a dudas, existen muchas leyes, posiblemente demasiadas, pero esto no garantiza una administración decente de la justicia. Otra visión ingenua está relacionada con la ética y la moral relacionados con el derecho burgués, que ha sido históricamente inmoral, corrupto y manipulable. No se puede olvidar que, a pesar de la prohibición constitucional expresa, el presidente Zelaya fue expulsado del país, y que sin ningún sustento jurídico se inventaron el concepto de “sustitución constitucional”.
Los problemas relacionados con la soberanía energética, la soberanía alimentaria, las violaciones a los derechos humanos y los crímenes de lesa humanidad, la inseguridad jurídica, la violación a los derechos de los trabajadores, la discriminación y muchas más deberían ser las reivindicaciones centrales de la lucha de los hondureños en resistencia. Sin embargo, no hemos sido capaces de movilizarnos para apoyar las huelgas de hambre que han llevado adelante compañeros jueces, maestros y trabajadores de la Universidad.
Las huelgas de hambre son actos políticos extremos y requieren de apoyo popular, requieren del apoyo de aquellas organizaciones que abanderan las luchas populares. Aquí tuvimos dos semanas de una discusión ridícula que pretendía llevar a juicio político, y la defenestración, de 4 dirigentes por haberse reunido con el gerente de una empresa golpista; mientras tanto las huelgas fracasaban, cuando pudieron haber puesto mucha presión sobre el régimen, ya debilitado por sus propias contradicciones.
Debemos entender que existen fuerzas interesadas en desconcentrar nuestra atención de las luchas que si importan. Grupos y personas que pretenden beneficiarse de la resistencia del pueblo; otros que responden a líneas políticas provenientes del seno mismo de la oligarquía. ¿Cómo explicamos que nos mantenemos inertes ante el saqueo, mientras discutimos agriamente tonterías que al final no llegan a una solución, sino que se desvanecen como aparecieron?
Pocas horas han pasado desde que el flamante ministro de cultura prohibiera la realización de un foro sobre los derechos humanos y la comisión de la verdad, organizado con el enorme esfuerzo de un grupo de compañeros del frente que han logrado organizar un ciclo de foros muy importante. ¿Quién protestó?, muchos en la red, por lo demás, no hay problema con que nos priven del acceso al patrimonio nacional. Parece mentira, pero a los foros organizados hasta hoy han asistido muy pocas personas de la conducción, las podemos contar con los dedos de la mano.
¿Por qué no tomamos la decisión de avanzar por la ruta del fortalecimiento de nuestras luchas, y dejamos de lado los temas inútiles, e ignoramos a los provocadores que desafortunadamente ocupan espacios dentro de la conducción que deberían tener personas verdaderamente comprometidos con la refundación de Honduras?
Necesitamos entender mejor la naturaleza, la envergadura del reto que se nos plantea, de otro modo los muertos, los torturados, los exiliados, los golpeados, los vilipendiados, los desempleados, todo habrá sido en vano.
Ricardo Salgado
5 de Junio de 2010

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