lunes, 17 de mayo de 2010

George Steiner, sobre los libros


"La paradoja del eco vivificador entre el libro y el lector, del intercambio vital hecho de confianza recíproca, depende de ciertas condiciones históricas y sociales.


El "acto clásico de la lectura", como he tratado de definirlo en mi trabajo, requiere unas condiciones de silencio, de intimidad, de cultura literaria (alfabetismo) y de concentración.

Faltando ellas, una lectura seria, una respuesta a los libros que sea también responsabilidad no es realista. Leer, en el verdadero sentido del término, una página de Kant, un poema de Leopardi, un capítulo de Proust, es tener acceso a los espacios del silencio, a las salvaguardias de la intimidad, a un determinado nivel de formación lingüística e histórica anterior. Es tener asimismo libre acceso a útiles de comprensión como diccionarios, gramáticas y obras de alcance histórico y crítico.


Desde los tiempos de la Academia ateniense hasta mediados del siglo XIX, muy esquemáticamente, dicho acceso era la definición misma de la cultura. En mayor o menor medida, éste fue siempre el privilegio, el placer y la obligación de una élite.


Desde la biblioteca de Alejandría hasta la celda de San Jerónimo, la torre de Montaigne o el despacho de Karl Marx en el British Museum, las artes de las concentración -lo que Malebranche definía como "la piedad natural del alma"- han tenido siempre una importancia esencial en la vida del libro."

Del ensayo Los que queman los libros

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