miércoles, 10 de febrero de 2010

Juan Carlos Mestre - La casa roja

Algunos personajes siguen por ahí dando vueltas mientras esperan el autobús,
no han ido de compras ni se acostarán con nadie al llegar a casa,
se duermen,
comienzan un exilio hacia la personalidad de otro imaginado por Platón,
recorren calles con farolillos chinos, entran en los comercios,
hacen preguntas
que nadie sabrá responder hasta dentro de doscientos años.
Eso habría que verlo,
quedarse un rato mirando el universo hasta que regrese el cometa
con la iluminación...

(Fragmento de Nocturno en Manchester)


Telegrama a la engañifa


Engañifa stop acepto gustoso este premio stop gracias le doy al espíritu santo stop no será un bombón envenenado stop un poeta debe ser más útil que ningún ciudadano de su tribu stop gracias isidore ducasse por echarme una mano en la caseta de feria stop tengo miedo a los aviones stop iré por tierra en un barquito de papel stop los mares están que arden stop tengán preparado el micrófeno.



La mujer abstracta


Ella camina a través de un campo,
donde crecen por todos lados coladores de aluminio para freir huevos
(Jorge Cáceres)

No eres más hermosa que la bisagra de lluvia de la cigüeñas
no eres más hermosa que la anguila gris del humo de las tabernas
donde almuerzan los domingos los profesores primarios
no eres más hermosa que el prado de las aldeas
por donde rueda mi corazón como un sombrero de paja
no eres más hermosa que el sendero de las victrolas
por donde regresan las chicas que nadie ha sacado a bailar.
No eres más hermosa que los siete dedos de la echadora de conchas
con la que toman cerveza los viejos amigos que aún juegan al fútbol
no eres más hermosa que las virutas de ciprés
al brotar de la garlopa como bailarinas de un féretro
no, tú no eres más hermosa que la funambulista
que se desvanece en su carromato sobre los puñales del sueño

No eres más hermosa que el cuento de los relojes de arena
dando cuerda a los amores del péndulo
no eres más hermosa que la impaciencia del día festivo
que aguardan en los internados las muchachas enfermas
no eres más hermosa que los navíos solitarios
flotando en el anocher como roídas boinas de paño
no eres más hermosa que el gallo del Más Allá
ladrándole a los rebaños extraviados en la tormenta
no eres más hermosa que el mar en las pilas de agua bendita
no eres más hermosa que los andenes del rímel
donde esperan el tren de las lágrimas las actrices de barrio
No, tú no eres más hermosa que la leche en polvo
con que rubrican las estilográficas la herencia de los analfabetos

No eres más hermosa que esa fotografía en la que yo tengo catorce años
y ella se inclina para besarme bajo la lluvia
no eres más hermosa que las carretillas de leña
vinculadas por un lazo secreto a las cajas de música
no eres más bella que las nubes de las planicies
negándose a llover sobre la conciencia de los vagabundos
no eres más hermosa que los pañuelos del shofar
deteniendo la partida de un vagón en la niebla
No, tu no eres más hermosa que el telescopio de un submarino
asomándose de madrugada a un horno de pan
no eres más hermosa que el epitafio de los geómetras
uniendo en su compás a las colegialas con el infinito
no eres más hermosa que el saquillo de talco de los volatineros

No eres más hermosa que la bandera roja del vínculo de los pobres sobre la tierra
no eres más hermosa que la peonza
de los obispos y el báculo de los monaguillos
no eres más hermosa que las violetas de mar
que contesran las cartas al alma de los que se ahogan
no eres más hermosa que la sombra de Fernando Lisboa
esperando el regreso de otoño en un destartalado tranvía
no eres más hermosa que la pequeña linterna que dio luz a mi infancia
no eres más bella que la palabra entreabierta de mis amigas sobrenaturales
no eres más hermosa que la estela con sabiduría de los cometas circuncidados

Aburrido de las naturalezas muertas
aburrido de las bellas martas cibelinas
y las fructíferas palmeras con ojos de perdiz
aburrido en extremo por la claridad de la alpaca
que destilan las chimeneas subterráneas de la lírica
aburrido del cuerpo descapotable de la visigoda
y de su piel imantada por el número 5 de los perfumes
definitivamente aburrido de sus tacones de aguja
sonando como lluvia sobre el escenario de cuero
y aburrido también de sus andamios inverosímiles de lagartija celeste
aburrido en muy alto grado de incandescencia de los galciares fósiles del sexo
y de sus alcohólicos besos de fantasma cinematográfico
aburrido en resumidas cuentas del álgebra de su cintura
de la termofusión nuclear de sus labios de hidrógeno
más que aburrido de sus pestañas iridiscentes
y de su risa en cascada de restaurante chino
me he enamorado por fin de una mujer abstracta.

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