sábado, 13 de febrero de 2010

Fábula de Higino

Las fábulas de Higino son una colección de breves versiones de los mitos clásicos más importantes, redactadas, probablemente, en el siglo II d. C. Esta obra presenta aspectos de crucial interés, que han contribuido a darle una cierta relevancia como fuente, por encima de sus indiscutibles limitaciones. El más importante de estos aspectos es la información única que Higino nos proporciona sobre numerosas versiones y variaciones de diferentes historias, reflejando los desarrollos más tardíos y literarios de las diversas tradiciones y ciclos míticos. Una de las más bellas historias recopiladas por Higino es la presentada en la fábula 220. Se trata, posiblemente, de un relato de origen popular romano. El mismo no forma parte del corpus de mitos clásicos y, por lo tanto, no es referido por otros mitógrafos.



220 - CVRA

Cura cum quendam fluuium transiret, uidit cretosum lutum, sustulit cogitabunda et coepit fingere hominem. dum deliberat secum quidnam fecisset, interuenit Iouis; rogat eum Cura ut ei daret spiritum, quod facile ab Ioue impetrauit. cui cum uellet Cura nomen suum imponere, Iouis prohibuit suumque nomen ei dandum esse dixit. dum de nomine Cura et Iouis disceptarent, surrexit et Tellus suumque nomen ei imponi debere dicebat, quandoquidem corpus suum praebuisset. Sumpserunt Saturnum iudicem; quibus Saturnus secus uidetur iudicasse: Tu Iouis quoniam spiritum dedisti . . . . . . . . . . corpus recipito. Cura quoniam prima eum finxit, quamdiu uixerit Cura eum possideat; sed quoniam de nomine eius controuersia est, homo uocetur quoniam exhumo uidetur esse factus.

220 - La Preocupación
Cierto día que la Preocupación quería atravesar un río, vio una tierra arcillosa, se detuvo meditabunda y comenzó a modelar un hombre. Mientras deliberaba consigo misma qué cosa había hecho, intervino Júpiter; y Preocupación le suplicó que diera espíritu a su creación, y Júpiter aceptó cumplirle su deseo. Cuando Preocupación quiso dar al ser que había modelado su propio nombre, Júpiter lo prohibió y dijo que debía dársele el suyo. Mientras discutían Preocupación y Júpiter, también la Tierra se incorporó a la discusión, diciendo que debía serle impuesto su nombre, puesto que ella había proporcionado su propio cuerpo para la factura del nuevo ser creado. Decidieron nombrar juez a Saturno, pues a ellos les parecía que éste siempre había juzgado con justicia, el dios decretó lo siguiente: “Tú, Júpiter, puesto que le diste alma, recibe el alma después de la muerte; la Tierra, puesto que proporcionó el cuerpo, recibirá el cuerpo. En cuanto a la Preocupación, puesto que ella lo modeló primeramente, lo posea mientras él viva; en cuanto al nombre de este ser, ya que la controversia es respecto a su denominación, sea llamado hombre (homo), puesto que es evidente que ha sido hecho de tierra (ex humo).


(Higino, Fabulae, ed. Alción, Córdoba - Traducción de Diego Márquez y Darío Sánchez)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Excelente fábula... flicitaciones