miércoles, 15 de julio de 2009

Tres preguntas

De ayer a hoy, he recibido dos preguntas aviesas sobre mi nacionalidad "auténtica" y una referente a mi espiritualidad concomitante.

La primera, en un puesto de lácteos junto a Mayra y Esteban.
-"¿Verdad que usted es venezolano? - como respuesta un mudo asombro que dura apenas segundos. Luego le espetó:
- ¿Y por qué lo cree?
- Ahhh, porque yo nunca me equivocó... ¿verdad que sí?
- Bueno, al menos en Venezuela hay otro Sabanagrande, eso sí, es cierto.


La segunda pregunta, en un centro comercial, en el food court; la localidad está llena y a la mano hay un hombre de cierta edad avanzada, con todo el estilo de un banquero. Lo abordo:
- ¿Nos podríamos sentar en su mesa? (voy acompañado de un compañero, de Franklín)
Él me mira cuidadosamente, me analiza. Acepta e inmediatamente me dice:
- Usted no es de aquí ¿es usted venezolano?
Lo miro, me sonrio y él cree que le sonrío.


Tercera pregunta, en medio de una oración por la paz de Honduras convocada dentro de mi trabajo. El pastor evangélico discurre desde la amable posición espiritual a una abierta parcialidad pro-Micheletti. "La voluntad de Dios es que el presidente Micheletti sea bendecido" (...) Lo escucho, lo escucho, él sabe que lo escucho y quiere escucharme.
La oración grupal está próxima a comenzar pero él necesita saber lo que opinamos de lo que ha dicho para consustanciarse espiritualmente.
Se dirige de manera periférica primero a los compañeros más cercanos y así, poco a poco,por fin me alcanza:
- Y usted ¿qué opina sobre la voluntad del señor y de lo que he hablado esta tarde?
Lo veo y siento una tristeza profunda por mí mismo:
- Yo estoy aquí por respeto, le contesto.
F.E.

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