sábado, 2 de mayo de 2009

Sueños y fósiles, F.E.






La primera lluvia cae hoy en Tegucigalpa, la misma lluvia, sí, ese invento de los tristes.
¿Qué será de este lugar
-digamos-
de aquí a doscientos cincuenta años?

¿Cómo será cuando la lluvia en ruinas
se plague de nubes fósiles,
cuando las raíces sean
solamente
un recuerdo vago de mis huesos?

¿Qué será de los mangos
y guayabos nostálgicos,
de las moscas esquivas y certeras,
del bochorno,
del camino fangoso y el escozor en la piel?

¿Cómo bajará la niebla, reirán los viejos,
sucumbirán los días?
¿Dónde encontrará el parque
el atrio de su iglesia,
donde nacerá el sonido,
dónde callarán los pájaros?

Esta humedad que reina absoluta
¿envolverá las ropas,
empapará las suelas?
Y al sonar las tres, las cinco,
la madrugada o la tarde
¿se despertarán los patios,
se inundarán las aceras?

¿Amará o dudará alguien?

¿Sangrarán sus codos al tropezar
y al caer estrepitosos?
¿Cómo apurará el veneno
Su boca ansiosa?
¿Hablará al compañero, al amigo,
al enemigo?
¿Flotarán sus miedos,
delatarán sus labios;
arrancará sus cabellos de pura rabia?

¿Qué será del nombre más pronunciado,
de las cartas disueltas,
del blanquecino cielo del invierno?

¿Amará y creerá alguien?

¿Se sostendrán sus huellas
enlodando sus pulcros pisos,
detendrá en sus puertas
el primer acoso de los árboles,
se pudrirán las ventanas,
caerán las mesas,
el picaporte anciano?
¿Se esfumarán los textos,
surgirá la Atlántida?
¿Cómo odiarán los nietos,
tataranietos e hijos de sus nietos?
¿Dónde sus armas
o sus juramentos contundentes,
dónde sus juegos o sus virtuales
incursiones en la piel?
¿Cruzarán las yuntas
la fertilidad del tiempo?
¿Amanecerá más tarde,
se soñará más seguido?
¿El hombre silencioso
doblará sus piernas,
estrechará al espacio,
poblará al vacío?

¿Se marchará como siempre en busca
o regresará como nunca antes?

¿Dónde viajarán sus ojos,
sus cicatrices,
sus detalles más íntimos?

¿Se marchará como siempre en busca
o regresará como nunca antes?

¿Cómo clavará en su pecho,
cómo hundirá sus lágrimas?
¿Juzgará,
triunfará,
matará?
¿Cómo sepultará al recuerdo,
cómo resucitará al olvido?

¿Qué será del último apretón de manos
y de la pausa infinita de lo posible?

¿Derrumbarán esta casa,
sacudirán el polvo,
plantarán un valle?
¿Habrán murallas
o simplemente
habrá un mundo entero por lecho?

¿Qué será de este lugar
-calculemos-
cuando trescientos cincuenta años
hayan pasado?

Sextos de Lluvia, 1998

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