sábado, 23 de mayo de 2009

Roberto Becerra Lanza- Honduras

Foto: Chaliobala ®
Cuando Roberto Becerra (abril, 1976) escribe es como el herrero que saca de la fragua un metal candente. No esgrime ni la condecendencia ni la conmiseración, ni con nadie ni con él mismo. Conoce a la perfección de cuánta desolación se nutre este oficio, y así lo ha hecho desde que lo conozco, desde aquellas tardes rabiosas en el Taller Casa Tomada hasta los días que otros llaman Presente y él llama Eternidad. De eternos abismos nace lo humano, de ciudades hundidas donde las palabras tardan segundos en caer... parte de su radiografía esencial se encuentra en estos poemas que ahora se muestran aquí, la otra parte, yace hundida, en el océano... (F.E.)
De su poemario Noctámbulo:

A veces olvido que existen las calles,que un hombre habita en ellas,
olvido que puedo ser yo.

Se que alguien duerme este día,
¿Pero donde?

Si alguien muere,
lamentablemente no soy su asesino,
ni siquiera parte de su familia.

A veces olvido los pianos,
las guitarras,
los violines,
es cuando mas clásico me siento.

A veces olvido que todo se pierde en la distancia,
es cuando pienso,
en saltar de tu cama,
para romperme todos los huesos.


La noche estaba triste,temblaba de frío,
de soledad,
estaba en mi casa
observando hacia la puerta,
estaba en los parques,
en los jardines,
estaba ebria de llanto,
sola, muy sola.

Así que soltó su cabello,
y decidió,
lanzarse en pequeños pedazos al mar.

Al día siguiente,
se escucharon,
sus últimos lamentos,
seguidos de un silencio
que no conocía,
mientras las olas sacudían con fuerza,
numerosas estrellas muertas.


Este es el tiempoque mueve de un lado a otro,
la ropa polvorienta
que guardo en el armario.

Cruje en la madera
como un pequeño animal,
golpea con fuerza,
su rostro contra las puertas.

Este tiempo me hace recordar,
las sombras que deja la noche,
colgadas de los balcones.

En la forma rudimentaria de mis manos.

En la soledad,
que ha sabido educarme,
como un verdadero demente.


No cabe duda de que si cargamos una cruz,que se agita y respira,
todos los días se conmueve y se desespera,
miente y asesina,
se revuelca como una noche delirante,
desayuna,
se amarra el cuerpo a los zapatos,
y sueña de oídos a la tierra.


Es más fácil sacar la habitación de mi cama,
Deslizarse por la esquina de mis manos.
La noche soy yo,
Y quiero amanecer el día en que no estuve.
Mis pies se dividen como un viejo velero lleno de verdugos
aquí afuera,
visito a personas que asoman su cabeza
por conductos de aire,
y mastican el polvo de su garganta.

Un gran dibujo es el cielo,pero este manantial siempre desaparece
sobre la tumba de la niña rara,
y las luces sobre los sanitarios
solo son parte del decorado.

¿Qué pasó en realidad en esas pocas horas debajo del suelo
al lado del suelo,
sintiendo el fuego del silencio?
Oscurecido,
todo tenía un sabor que pronunciaba mareas.

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